Se puso su mejor traje, su camiseta preferida, y con un libro como maestro, echó a andar por la ciudad durante toda la noche; no tenia rumbo, solo ideas que aclarar; y mientras muchos de sus compañeros bebían alcohol para inhibir sus miedo, el paseaba. Una sonrisa pintaba su cara durante unos segundos causada por un recuerdo que cruzó por su mente. Lágrimas recorrían sus mejillas causa del miedo, y de sensaciones melancólicas. Caminaba sutilmente tras rostros conocidos; al final del día, se acostaría, y como cada noche, apretaria los brazos fuerte contra su pecho...
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